lunes, 29 de enero de 2007

29 Enero. El número par

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.

El buen siniestrita ha comenzado ya su revolución lingüística, contagiada a diestritas, e inicia siempre sus intervenciones con el armonioso, elegante y sofisticado saludo “queridas y queridos siniestritas y siniestritos”. También ha comenzado ya su particular revolución científica, basada en su revolución educativa LOGSE: “las matemáticas son extremadamente insensibles a la realidad social y complejas, difíciles de entender para el niño; no deben existir las sumas de números desiguales (3+1; 3+2; 45+10); todas las sumas lo serán de números iguales (2+2; 3+3; 4+4); el resultado será siempre, siempre, siempre par, igualitario y justo y nunca impar, número desagradablemente injusto y desigual”.
Por eso, en los equipos de gobierno siempre habrá el mismo número de siniestros que de siniestras, cultos, cultas.

lunes, 22 de enero de 2007

22 Enero. El norteamericano es tonto

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.

El buen siniestrita considera al norteamericano rematadamente tonto. En algunos estados de América se explica el creacionismo. En Europa, en cambio, claro, está perfectamente asentado el evolucionismo, no se tiene prejuicios en la escuela. Está claro, son tontos los americanos. Al parecer, es irrelevante y no importa que en la vida práctica el buen siniestrita rechace el darwinismo social y, con ello, aparte al hombre del evolucionismo y lo considere sólo privativo de los animales. Y es irrelevante, de nada importa que en la ciencia y en la vida práctica el americano lleve hasta sus últimas consecuencias el evolucionismo social humano y no haga la más mínima diferencia entre hombre y animal. No importa. El norteamericano es siempre tonto porque hay escuelas americanas donde se explica el creacionismo.

lunes, 15 de enero de 2007

15 Enero. Hablando se entiende la gente (cuando el siniestrita lo dice)

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.

Todo, todo se puede explicar, dice el buen siniestrita, a propósito de un desgraciado suceso ocurrido a fin de año.
Todo, todo se puede solucionar con palabras, dice el buen siniestrita, a propósito de un desgraciado suceso ocurrido a fin de año .
Por algo el buen siniestrita es un hombre culto que estudió literatura y aprendió, además del oficio de zapatero, que existe una figura literaria llamada “paradoja”. ¿No son antiquísimas y certísimas las paradojas “la música callada”, “el silencio sonoro”, “el dolor placentero”, depositadas en lo mejor de la poesía española y mundial? ¿No existen pistas aéreas, vacas marinas, castillos en el aire? Entonces, ¿por qué no han de tener algo de razón las geniales paradojas “pacto de pape”l y “alto el fuego con bomba”?

lunes, 8 de enero de 2007

8 Enero. La transgresión

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.

El buen siniestrita reflexiona después de Reyes al estilo elegantemente siniestrita.
Es dulce ver de a esos grupos de rock testicular o de voz desgarrada en pleno espectáculo en favor de los pobres del mundo y de los países del tercer mundo y de la selva tropical y de la dignidad femenina y de la justicia social y del amor entre los hombres. No, no son los agentes del mal y de la destrucción y de la violencia, que allá por los años 70 los diestritas decían que eran, qué va. Eso era literatura, marketing necesario en los lanzamientos. Se apiadan, se solidarizan. Luego son rebeldes. Lloran, derraman gracias. Luego son transgresores.
“Se metió a cura” era una expresión que se oía mucho en los pueblos y que se aplicaba siempre, siempre, al que había sido más calavera y menos cura.

lunes, 1 de enero de 2007

1 Enero. Las buenas acciones

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.

En estas fechas navideñas el buen siniestrita hace recuento de las buenas acciones del año pasado. Recuerda con especial satisfacción que en verano asistió a dos ceremonias religiosas. Los feligreses eran monjitas que aplaudían a rabiar y el cura era nada menos que el Papa. Fue en un teatro de Madrid y luego en un teatro de Lloseta. El público del teatro eran las monjitas y el Papa era Leo Bassi.
Cada vez que el Papa decía caca, pis, culo, las monjitas aplaudían con su pose característica, brazos doblados hacia arriba, muñecas juntas, palmitas de las palmas palmeando. Cada vez que el Papa decía un axioma, ¡por la ilustración y la razón!, las monjitas, palmitas de las palmas palmeando. Cada vez que el Papa decía un principio, ¡seamos como los indígenas!, las monjitas, palmitas de las palmas palmeando. Cada vez que el Papa decía una norma, ¡convirtamos a los no creyentes al ateísmo!, las monjitas, palmitas de las palmas palmeando.