lunes, 25 de junio de 2007

25 junio. La buena memoria histórica

Los lunes del buen siniestrita, o cómo tener la conciencia limpia para toda la semana.
Es de sobra conocido que para el buen siniestrita la memoria no es una facultad del cerebro humano sino del cerebro del Estado. El cerebro del Estado tiene circunvalaciones como el humano, pero muchísimo más complejas y perfectas, sobre todo en la zona cerebral donde se aloja la memoria. En esta zona, allá por el hipotálamo estatal, las pistas y galerías blanquecinas del cerebro son límpidas, diáfanas, claras. En cambio, en la zona correspondiente del cerebro humano, las pistas y galerías son oscuras, retorcidas y obstaculizadas por minusculísimos capilares, lo que lleva al desalentador espectáculo de que ante unos mismos hechos, por ejemplo, la guerra civil, las personas, tozudas ellas, recuerden de mil formas distintas y añadiendo a los recuerdos sinfín de emociones y valoraciones.
Tales científicas evidencias, tienen como consecuencia primera que la memoria humana es una facultad poco fiable y que deba desterrarse de los planes de enseñanza, cosa que ya se ha conseguido después de tantos años de LOGSE, lo que puede demostrarse preguntando a cualquier joven por los ríos de Europa, las cumbres del mundo, los teoremas más importantes, los elementales químicos, las figuras literarias, o la guerra civil española; la respuesta será siempre “yo qué sé, profe”.
Y tales científicas evidencias tienen como consecuencia segunda que por ley el cerebro del Estado, con sus circunvalaciones tan límpidas, diáfanas y claras, deba implantarse en el cráneo humano después de haber extraído de éste el cerebro humano. Así y para siempre por siempre jamás, felizmente sólo habrá una manera de recordar nuestra infancia, nuestra primera relación sexual, nuestro primer año en la universidad y, por supuesto, nuestra guerra civil española. Amén.

Un mundo feliz, A. Huxley

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